En los últimos meses, hemos conocido casos de colegios privados tradicionales que han cerrado sus puertas para siempre en Bogotá, lo que evidencia un fenómeno cada vez más visible y que, con el paso de los años, afecta principalmente a instituciones educativas de tradición en el país: hay demasiados colegios para tan pocos estudiantes.
Tras las dificultades económicas que trajo la pandemia, muchas familias optaron por la educación pública como alternativa para sus hijos, descubriendo que existe calidad en la oferta estatal de los colegios distritales de Bogotá. Incluso, después de superar los retos financieros que les impuso la pandemia, han decidido permanecer en el sector público.
Por otro lado, muchas familias jóvenes han elegido no tener hijos humanos, sino hijos animales. No es un secreto que, mientras colegios de tradición en Bogotá cierran sus puertas, las escuelas, tiendas, clínicas y espacios de entretenimiento para mascotas crecen y se diversifican cada vez más, ofreciendo experiencias para este nuevo tipo de familia.
A su vez, muchos colegios privados siguen aferrados a su modelo educativo tradicional, confiando en que la experiencia, el prestigio y la calidad de sus egresados son suficientes para atraer más familias, mientras observan cómo el número de nuevos matriculados disminuye año tras año.
Con este panorama, la subsistencia de los colegios privados no resulta alentadora, sobre todo si se considera que en casi cada barrio surgen jardines infantiles que, con el tiempo, se convierten en colegios. Estos nuevos centros educativos enfocan su oferta en experiencias para estudiantes y familias, compitiendo directamente con la tradición, el prestigio y la reputación de los más antiguos.
Ante esta nueva realidad, la única opción es la transformación. No se trata de cambiar la esencia de aquellos colegios que, durante tantos años, han formado grandes seres humanos para la sociedad, sino de potenciar aquello que los hace únicos, especiales y diferentes, adaptándose a la nueva forma de relacionar la educación con el mundo actual.
Por: Adriana Torres Cardona
Consultora educativa para temas de admisiones y acreditaciones
12 de agosto de 2025